Hace casi 15 años que un comando de paramilitares ingresó al pueblo de Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas, para asesinar a 45 indígenas tzotziles que encontraban orando en una ermita. Los hechos agravaron la situación en Chiapas, donde en 1994 se levantó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y despertaron la indignación local e internacional ante la explicación oficial que atribuyó la masacre a “disputas” entre grupos locales tras formarse Concejo Municipal Autónomo de Polhó.Tras la matanza, el entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayfffet, quien había declarado que el Gobierno Federal no tenía responsabilidad en estos hechos “así fuera por omisión”, renunció a su cargo.Las comunidades de la zona de Chenalhó denunciaron como responsables a grupos de priistas armados y entrenados por militares. El Gobierno Federal inició una investigación, y al final sólo encarceló a algunos.Ante la falta de explicaciones claras y castigo para los responsables, 10 presuntas víctimas de Acteal demandaron en septiembre de 2011 ante una Corte estadunidense al ex presidente de México Ernesto Zedillo, para reclamar una compensación por 50 millones de dólares.
Antecedentes
- Chiapas
“En el ejido de Puebla, el día 23 de
mayo de 1997, tres integrantes del Partido Revolucionario Democrático (PRD)
fueron detenidos. Uno de ellos fue fuertemente golpeado y amarrado en la cancha
de basquetbol. A partir de esta fecha se prohibió la libertad de tránsito por
la región, a partir de este hecho el presidente Jacinto Arias convocó a otras
comunidades y autoridades oficiales y comunitarias integrantes del PRI para
impedir la salida de las familias que tenían diferencias políticas con dicha
organización. En la misma fecha, integrantes del PRI quemaron varias casas en
Las Limas Chitamhucum, Pantelhó. Los caminos de acceso a la comunidad quedaron
bajo el control de integrantes del PRI que se encontraban armados”
“Ante las constantes agresiones y el
clima de zozobra, miembros de la comunidad temían que algo peor se avecinara,
por lo que el 26 de mayo de 1997, integrantes de la Sociedad Civil Las Abejas “
se entrevistaron con el Presidente Municipal, Jacinto Arias Cruz, para hablar
sobre el problema de Yaxjemel. El Presidente Municipal les dijo que ‘pronto
llegaría el ejército para “exterminar al EZLN en la región”, porque ellos son
quienes promovían la agresión’ Sin embargo las amenazas continuaron e incluso
se incrementaron en intensidad, por lo que el 30 de agosto de 1997 se realizó
una asamblea en la Cassa Ejidal de Los Chorros para discutir este problema. Un
grupo de miembros de Las Abejas dijeron que no querían más problemas, ni más
muertos […] durante la Asamblea, los pobladores los señalaban diciéndoles:
‘ustedes son zapatistas y vamos a ver cómo los vamos a pescar’.[1]
“Los muertos comenzaron a aparecer a
cada rato por todas partes. Había gente secuestrada en varias comunidades, en
Puebla, Los Chorros, Pechiquil. Se decía que tenían a las mujeres-bases de
apoyo, sociedad civil y priístas-, a todas por igual echando tortillas para los
paramilitares. Las esposas de los priístas tampoco querían trabajar a la
fuerza, todas estaban asustadas, pero al menos ellas estaban en su comunidad.
En cambio, las otras habían tenido que dejar sus casas y sus esposos eran
forzados a trabajar para los priístas, bajo la amenaza de matar a su familia si
se negaban.
Ya nadie entendía lo que estaba
pasando, ni por qué no se atendían las denuncias. Los representantes de Las
Abejas y el consejo autónomo de Polhó se reunían a cada rato para pedir que
hubiera diálogo, pero el gobierno decía que no pasaba nada, aunque se había que
había casas quemadas en Puebla, en Los Chorros, en Yaxgemel. Que la gente huía
aterrorizada de muchas comunidades de Tzajalhucum, de Cacateal, de Majomut,
precisamente de ahí era donde había un destacamiento de seguridad pública. En
Xoyep, en Polhó, en Cholomtoj, en Acteal, en Xkumal, y hasta en la cabecera del
vecino, municipio de Pantelhó, había campamentos de refugiados”.[2]
- Las abejas
de Acteal.
La
organización de la Sociedad Civil Las Abejas, es un grupo autónomo en
resistencia que lucha pacíficamente para reivindicar sus derechos, construir su
autonomía y para defender sus tierras y territorios. Las Abejas tienen Sede en
la comunidad de Acteal, Chenalhó y abarca 4 municipios de los Altos de Chiapas,
la mayoría hablantes de la lengua maya tsotsil y una parte maya tseltal.
Durante su camino, han dado testimonio de paz, justicia, libertad, y también de denuncia y protesta. Ha hecho presencia en diferentes lugares del país y del extranjero, buscando que su acción aporte algo para la causa de los demás pueblos organizados y también con el fin de articular esfuerzos por el objetivo común: La construcción del Lekil Kuxlejal (buen vivir).
Durante su camino, han dado testimonio de paz, justicia, libertad, y también de denuncia y protesta. Ha hecho presencia en diferentes lugares del país y del extranjero, buscando que su acción aporte algo para la causa de los demás pueblos organizados y también con el fin de articular esfuerzos por el objetivo común: La construcción del Lekil Kuxlejal (buen vivir).
- · Hechos de la Masacre
“Todos estaban fuera de sí, de tristeza y coraje.
Ya no querían ser miembros de Las Abejas, porque ya no vieron razón en buscar
la paz. También me sentí así, pero me di cuenta que pagar un acto malo con otro
no iba a solucionar la situación. El que se levanta en armas va a ganar o va a
perder. Ya no queda espacio ara dialogar las diferencias. En lugar de las armas
necesitamos poner una mesa y sillas. Nuestras demandas son las mismas que las
del EZLN pero a través de nuestra organización, como Sociedad Civil.
Fue muy difícil quedar en actitud pacífica cuando nos masacraron a los 45. Era una provocación por parte de los paramilitares. Hasta cortaron el cuerpo de una mujer embarazada y sacaron a su niño en un gesto de triunfo. Igual que nosotros los paramilitares son indígenas. El gobierno quiere crear confusión y poner a indígena contra indígena. […]
Fue muy difícil quedar en actitud pacífica cuando nos masacraron a los 45. Era una provocación por parte de los paramilitares. Hasta cortaron el cuerpo de una mujer embarazada y sacaron a su niño en un gesto de triunfo. Igual que nosotros los paramilitares son indígenas. El gobierno quiere crear confusión y poner a indígena contra indígena. […]
Me tratan como extranjero en mi propia tierra. Me
paran a cada rato, me hacen preguntas, me vigilan por donde quiera que vaya. Me
siento perseguido. Mienten acerca de nosotros. El gobierno no dice la verdad en
la televisión. Y la gente desafortunadamente, está más inclinada a creer en la
mentira. El gobierno dice que somos manipulados por el obizpo Samuel Ruíz y por
los extranjeros y que nosotros queremos ser una nación aparte. Nada de eso es
cierto. No somos tontos, pensamos por nosotros mismos. La palabra de Dios es
muy clara. Nos habla de justicia, de liberación, de la verdad y de la
solidaridad. Nos invita a ser presente el reino de Dios aquí en esta vida y no
esperar pasivamente a la otra vida”.[3]
“Acteal, 25 de Diciembre de 1997. Poco a poco sube
el olor, rodeado con su cálida contundencia, todo este inmenso y solo en
apariencia, callado dolor de los tzotziles… llevan su dolor y su rabia con una
grandeza inmune a otro ¿Ya qué más puede pasarles?
Mariano, en el vértice de la explanada que ocupan los ataúdes de todos sus muertos preside junto con la demás autoridad tradicional del pueblo de Chenalhó la misa de cuerpo presente que oficia el obispo Samuel Ruís García quien llama a ésta “La Navidad más triste de nuestra vidas”. Mariano distribuye crisantemos blancos a las mujeres y les pide ponerlos sobre las cajas de los suyos, él mismo va y pone uno sobre el ataúd de su mujer, y otros dos sobre los de sus hijas. Sobre cada uno se inclina hacia cada uno y deposita un beso”.[4]
Mariano, en el vértice de la explanada que ocupan los ataúdes de todos sus muertos preside junto con la demás autoridad tradicional del pueblo de Chenalhó la misa de cuerpo presente que oficia el obispo Samuel Ruís García quien llama a ésta “La Navidad más triste de nuestra vidas”. Mariano distribuye crisantemos blancos a las mujeres y les pide ponerlos sobre las cajas de los suyos, él mismo va y pone uno sobre el ataúd de su mujer, y otros dos sobre los de sus hijas. Sobre cada uno se inclina hacia cada uno y deposita un beso”.[4]
“… de lo que nosotros llegamos a documentar es que
fueron miembros de la seguridad pública quienes movieron los cuerpos, como que
los trataron de ocultar en una de las cañadas y después los llevaron a Tuxtla
Gutiérrez y ya después a la tarde siguiente que los entregan, el no entregar
los cuerpos identificaos fue así como… o sea son tantos hombres, tantas
mujeres, el proceso de la gente de andar buscando entre los féretros quién era
tu familiar fue parte de los actos violentos. Años después, se hicieron
públicas unas fotografías en la revista Proceso de donde los tenían. Entonces
se ve un salón con los cuerpos ahí tirados todos ensangrentados exhibidos en
una fotografía pública y que mantienen siempre esta como herida e indignación
permanentemente abierta”.[5]
·
Después
de la Masacre
Otro de los documentos desclasificados por la
investigadora Kate Doyle durante el Proyecto de Documentación México para
romper el silencio e indagar en los archivos improcedentes gubernamentales
reveló un cable secreto enviado a la Agencia de Inteligencia de la Defensa el
31 de diciembre de 1997. En él la oficina adjunta de la defensa estadounidense
en México describe el despliegue de tropas del ejército mexicano a las zonas de
conflicto en Chiapas. Citando fuentes secretas y abiertas, el documento indica
que el presidente Ernesto Cedillo apostó miles de tropas nuevas a la región
después de que ocurre la masacre de 45 tzotziles mujeres, hombres y niños en Acteal
el 22 de Diciembre, con otras unidades “colocadas en alerta para asistir en
caso de una rebelión”.
En la actualidad mientras la Procuraduría General de la República y el Estado llevan a cabo investigaciones superficiales y llenas de irregularidades, la documentación de diversos periodistas y centros de derechos humanos, así como las declaraciones mismas de elementos de seguridad pública, evidencian de múltiples formas la complicidad del ejército y las autoridades gubernamentales con los paramilitares que operaban en Chenalhó.
En la actualidad mientras la Procuraduría General de la República y el Estado llevan a cabo investigaciones superficiales y llenas de irregularidades, la documentación de diversos periodistas y centros de derechos humanos, así como las declaraciones mismas de elementos de seguridad pública, evidencian de múltiples formas la complicidad del ejército y las autoridades gubernamentales con los paramilitares que operaban en Chenalhó.
Bibliografía
·
http://aristeguinoticias.com/0709/mexico/caso-acteal-lo-que-solo-zedillo-sabe/
·
http://acteal.blogspot.mx/
[1]
Documentación e informes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las
Casas. www.frayba.org.mx
[2] La
Otra Palabra 24-25.
[3]
“Acteal, Herida Abierta” p. 102
[4]
“Acteal, Crimen de Estado” p. 117
[5]
Testimonio de acompañante, 2014.
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